En invierno de fronteras


Si miras los páramos que dejé atrás cuando me fui
verás caballos que se alzan de sus tumbas 
y por falta de sol galopan a círculos de fuego.
Si es que tal vez no maté al invierno 
con los ojos o el invierno me mató a mí,
y en alguna pared me he quedado, como agujero 
de bala de alguna guerra que suena lejana
pero que se hiela en las mejillas y se acerca.
Si volví y el consuelo nos lo brinda la distancia
y la sal del mediterráneo, ¿qué hambre nos queda?
Si has visto los páramos y volviéndose a ellos
mi mirada, la mar quizá no apagó mis llamas, 
y recuerdo que todo a mi alrededor se quema
si lo toco, se congela si me voy, pero nievo.