EN PRÁCTICAS

En pra en prácticas, ya voy.
Pues no va… me dice qué…
Si tú supieras, corazón…
Estoy en vértice de ojiva.
Soy ese espejo que devuelve
al camino de los arcos el enigma.
Entre el brote y el manzano hendido
ando perdido practicando
cómo tener las verdes claras,
digo la idea esperanzarla, digo
fingirle suelo al ancho abismo,
al catecismo, labrarle alas
de cera libre y celebrar
la recaída, el laberinto.

Insisto sí, ya voy, ya voy.
En pra en prácticas, llegando.
En una de estas me hacen profe.
Seré del gremio, compasión.
Haré de brújola y jumento.
Haré las veces que hagan falta
para cumplir mis verdaderos objetivos:
  •         Fomentar la actividad escrítica
  •          Practicar las verdades de otros
  •          Controlar la algarapía del clero
  •          Esbostezar una puerta a mano alzada
  •          Rogar el órdago arrobado

Juro que creo en el amor.
Firmo rápido:

                            Robert di Nero

Elegía a José Cervera Baltasar

Te  fuiste con la lluvia
En medio de una plaza con himnos y flores
Con las piernas erguidas
Y un brillo en los dientes que curaba cicatrices
Llevabas años avisando
Y va y te escondes a mitad esquina
¿A quién se le ocurre?
Toda una obra de arte.

Pero y ahora qué hacemos con todo este aire
Este maldito aire y la lluvia
Y su espacio y su luz
Que yo no sé mirar las mareas desde tu bosque
Ni pescar sueños después de comer
Que solo sé ponerme cara a la pared
Sin castigo ni gallato
Sin caña sin estrés
El desayuno a las 10
El zumo naranja
El verano largo
Y el suéter del revés
Atado a la cintura
Viejo, raído
Pero siempre con colonia cara y afeitado
Y los calcetines finos y altos. Muy altos.
La camisa puede ir desabrochada en el campo.
Pero a misa nunca se va descalzo.

Yayico, ojalá unas décadas más.
Pero yo niña y tú joven.
Yo rubia y tú moreno. Muy moreno.
Como cuando no existía el cáncer de piel.
A la próxima seguro que te toca esa.
Vida. Enfermedad.

Qué pesada la suerte.
Pero esta vez te tocó el hombro el cosmos.
Y a mí.
Y a todos.
Porque al final nos vimos.
Yo rubia.
Tú de pie.
Yo flaca.
Tú guapo.

Yayico, Que te repiquea la risa.
Que te has marchado muy guapo y contento.
Y algo se me pegó de verte picar almendras.
Que ya me pongo contenta.
Y vas a ver tú lo morena que me pongo en verano.
Y cuando me digan que ya no quedan culebras ni linces ni lagartos.
Diré que alguno queda
y que mea siempre en el mismo árbol.



Riberas

El camino al sur siempre fue difícil. 
El sur de tu sur es mi sur. 
Y allá no llegan las lluvias de abril. 
Cómo no ser exceso y exhibición si las montañas en que nací estan desnudas y yermas,
que verdes solo tienen los ojos
y la tierra roja de ese cauce se tragará algún dia, pronto, a mis vivos y mis muertos. 

Que por yo comer les riego a otros las entrañas y mientras, aquí lejos, se mueren de sed y llanto mis lirios. 
Que el progreso, aunque nímio, llega al norte y es tan norte que el agua bendecida se escurre entre las raíces. 
Porque el norte da hambre y comida, sed y fuegos articiales.
Y yo solo quiero ver bailar ese sol desde mi ventana. 
Poder acariciaros los rayos desde aquí. 

Que no vuelvo yaya, que no. 
Que el norte me da qué comer y qué soñar.
Aunque también me dé sueño, frío y nudos de maletero.
¿Y si soy  la tocada por la Luna de Valencia?
Como tú, como ella. Como cualquiera que la vea.
Porque de Sants a Valencia hay un camino estrecho y lleno de curvas que se enrrollan en el cuello y te ennudan la garganta.

Y vuelve luego tú morada, sin caudal pero llena de playa y rio. 
Y vuelve tú al humo negro de los golems y a las políticas del cambio. 
Y cómo no recordar con saliva viva la piel quemada de mis abuelos que en el sur de mi sur se tostaban después de años de trabajo. 

Que esto es la mierda del tiempo y sus éxodos.
Que con las olas volvelé, yaya, volveré.
Y correré dorada por tus valles y riberas y los rios secos fingirán corriente por verme bailar. 
Y te levantarás de tu silla de virgen y me verás sembrar tus pozos.
Que aquella luz no tiene plagio ni sombra y es imposible beber más dulce que allí.

Espérame con la silla en la puerta, pasando la noche a la fresca. 
Que la niña llega. 
Ya llega.

Los trenes de rosas maniatadas.


Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Una cuerda que decidida une
la distancia en que dos puntos se buscan.
La distancia entre la eme y la pe,
seis palabras de sangre viva sufren,
en nombre de mitad irredimible.
La mitad que lee, esa no sangra,
desangra al otro y se bebe su agua.
La mitad que solo riega las rosas,
para vendérnoslas en perfumes.
La mitad que de la ambición hace
combustible de la satisfacción,
que no es capaz de sujetar la cuerda
sin tirar del otro hacia el abismo,
sin dejarla caer de aburrimiento,
revolviéndose en sí misma, como si
sin alma una serpiente yaciera
a las afueras de un pequeño pueblo
a las afueras de North Carolina
habiendo seguido el doble equilibrio
de dos puntos y dos mitades de once.

Estos tontos tipos están a punto de convertirse en personajes,
en planos tipos sin motivo, solo acción.
Lo suyo son los círculos no las hélices.
Planos, planos como sus vientres y sus directrices,
como sus propósitos del día.
Comerse, devorarse, respirarse,drogarse mutuamente
y volver a empezar.

Son jugos corrosivos en recipientes rebosantes.
No son la horma de su zapato pero
insisten en brindar sus caderas
y chirriar sus dientes ,
desnudos y grotescos al verse desfilar.

Oojos que se muerden,
que se miran desde líneas de salida enfrentadas.
Pistoletazo, carrera, corrida, choque de huesos, jadeos y saliva.
Vuelta a las posiciones iniciales,
que esto, tipos, son cuentos sin finales.
Pieles inyectadas en sangre,
costillas que asoman desgastadas pero insaciables

Pero estos locos tipos, listos,
sienten la cuenta atrás.
Creen en la fugacidad,
pero olvidan la futilidad del tiempo.
Que su tiempo lo marca este índice mío,
que me esnifo estas líneas y ya están muertos.
Que no saben que son la fantasía que vendo,
con la que poder pajearte toda la noche.

Juego de manos, muestra de barajas.
Enséñame lo que traes,
que si brilla, pesa o engancha
me lo quedo y
te saco el as de la manga.
Y sobre esta asoman mis dos personajes,
follando sobre mi mano,
asfixiándose de intensidad.
Te van a calentar los motores.

Pero a mí caliéntame la cartera,
ese fuego es el que me gusta.
Ten tu merca, tu tralla,
dame el tema, vete a casa y llámame guarra.